sábado, 15 de diciembre de 2012

111JC - animales1-animales2



SRI

NRSIMHADEVA

MULTIPLY


juancas

SRI NRSIMHADEVA - MULTIPLY

Creado por juancas  del 15 de Diciembre del 2012


111JC - animales1-animales2  
Jun 21, '07 12:13 PM
para Todos

El Kali-yuga como infierno para los Animales: 

TEXTO 20

PaadENYaURNa& XaaeciSa MaEk-Paad‚
MaaTMaaNa& va v*zlE/>aaeR+YaMaa<aMa( )
Aahae SauradqNa( ôTaYaj>aaGaaNa(
Pa[Jaa oTa iSvNMagavTYavzRiTa )) 20 ))

pādair nyūnaṁ śocasi maika-pādam
ātmānaṁ vā vṛṣalair bhokṣyamāṇam
āho surādīn hṛta-yajña-bhāgān
prajā uta svin maghavaty avarṣati

pādaiḥ—por tres patas; nyūnam—menos; śocasi—si te estás lamentando por eso; —mi; eka-pādam—sólo una pata; ātmānam—el cuerpo de uno; —o; vṛṣalaiḥ—por los consumidores de carne ilegales; bhokṣyamāṇam—ser explotada; āhoḥ—en el sacrificio; sura-ādīn—los semidioses autorizados; hṛta-yajña—despojados del sacrificio; bhāgān—ración; prajāḥ—los seres vivientes; uta—creciente; svit—si; maghavati—con hambre y escasez; avarṣati—por la falta de lluvia.

TRADUCCIÓN

He perdido tres patas, y ahora estoy parado en una sola. ¿Se está usted lamentando por el estado de mi existencia? ¿O será que está muy angustiada porque de ahora en adelante los consumidores de carne ilegales la van a explotar? ¿O quizás se encuentra usted en una situación lamentable, porque ahora los semidioses están privados de su ración de las ofrendas de los sacrificios, debido a que actualmente éstos no se celebran? ¿O será que está usted afligida por los seres vivientes, a causa de los sufrimientos que a éstos les infligen el hambre y la sequía?

SIGNIFICADO

Con el progreso de la era de Kali, cuatro cosas en particular van disminuyendo gradualmente, a saber: la duración de la vida, la misericordia, la capacidad de recordar y los principios morales y religiosos. Como Dharma, o los principios religiosos, se perderían en la proporción de tres es a cuatro, el toro simbólico estaba parado sólo sobre una pata. Cuando las tres cuartas partes de la población del mundo entero se vuelve irreligiosa, la situación se convierte en un infierno para los animales. En la era de Kali, las civilizaciones ateas crearán muchísimas sociedades supuestamente religiosas, en las que se desafiará directa o indirectamente a la Personalidad de Dios. Y, de ese modo, unas sociedades de hombres infieles harán que el mundo les resulte inhabitable a la sección más cuerda de la gente. Entre los seres humanos hay diferentes gradaciones, en proporción a la fe que tienen en la Suprema Personalidad de Dios. Los hombres fieles de primera clase son los Vaiṣṇavas y los brāhmaṇas, luego están los kṣatriyas, luego los vaiśyas, luego los śūdras, luego los mlecchas, los yāvanas y, por último, los caṇḍālas. La degradación de los instintos humanos comienza a partir de los mlecchas, y el estado de vida caṇḍāla es la última palabra en degradación humana. Todos los términos antedichos que se mencionan en las Escrituras védicas no son para ninguna comunidad o tipo de nacimiento en particular. Se trata de diferentes cualidades de los seres humanos en general. Esto no tiene nada que ver con un derecho de nacimiento o una comunidad. Uno puede adquirir las respectivas cualidades mediante sus propios esfuerzos, y, en consecuencia, el hijo de un vaiṣṇava puede convertirse en un mleccha, o el hijo de un caṇḍāla puede ser más que un brāhmaṇa, todo en función de su asociación e íntima relación con el Señor Supremo.

A la gente que come carne, por lo general se la denomina mleccha. Pero no todos los que comen carne son mlecchas. Aquellos que comen carne en términos de las disposiciones de las Escrituras no son mlecchas, pero los que lo hacen sin restricción sí reciben ese nombre. El comer carne de vaca se prohíbe en las Escrituras, y los seguidores de los Vedas les brindan una especial protección a los toros y a las vacas. Pero en la era de Kali, la gente va a explotar a su antojo el cuerpo del toro y de la vaca, con lo cual provocarán diversos tipos de sufrimientos.

La gente de esta época no ejecutará ningún sacrificio. A la población mleccha le importarán muy poco las celebraciones de sacrificios, aunque ello es esencial para las personas que están dedicadas al disfrute de los sentidos de un modo material. En El Bhagavad-gītā se recomienda enfáticamente la ejecución de sacrificios (Bg. 3.14-16).

A los seres vivientes los crea Brahmā, el creador, y para que el ser viviente creado se mantenga de un modo progresivo en la senda que va de vuelta a Dios, él también creó el sistema de ejecutar sacrificios. El sistema consiste en que los seres vivientes viven de la producción de granos y vegetales, y, por el hecho de comer esa clase de alimentos, obtienen el poder vital del cuerpo en la forma de sangre y semen, y con la sangre y el semen un ser viviente es capaz de crear a otros seres vivientes. Pero la producción de granos, pasto, etc., la hace posible la lluvia, y la ejecución de los sacrificios recomendados hace que esa lluvia caiga adecuadamente. Esos sacrificios los dirigen los ritos de los Vedas, es decir, El Sāma, El Yajur, El Ṛg y El Atharva Veda. En El Manu-smṛti se indica que al dios del Sol se lo complace mediante los sacrificios que se ofrecen en el altar del fuego. Cuando el dios del Sol está complacido, él recoge el agua del mar debidamente, y de ese modo se forman suficientes nubes en el cielo y cae la lluvia. Después de que caen suficientes lluvias, hay suficiente producción de granos para los hombres y para todos los animales, y eso hace que haya energía en el ser viviente para la actividad progresiva. Los mlecchas, sin embargo, hacen planes para instalar mataderos en los que se maten a los toros y las vacas junto con otros animales, creyendo que van a prosperar por el hecho de aumentar el número de fábricas, y que vivirán a base de comida de origen animal, sin preocuparse por la ejecución de sacrificios y la producción de granos. Pero ellos han de saber que incluso para los animales deben producir pastos y vegetales, pues de lo contrario los animales no pueden vivir. Y para producir pasto para los animales, requieren de suficiente lluvias. Por lo tanto, en fin de cuentas tienen que depender de la misericordia de semidioses tales como el dios del Sol, Indra y Candra, y a esos semidioses se les debe satisfacer mediante las ejecucciones de sacrificios.

Este mundo material es una clase de prisión, tal como lo hemos mencionado varias veces. Los semidioses son los sirvientes del Señor que velan por el buen mantenimiento de la prisión. Estos semidioses quieren ver  que los seres vivientes rebeldes, que desean sobrevivir sin fe, vuelvan la atención gradualmente hacia el poder supremo del Señor. Por eso en las Escrituras se recomienda el sistema de ofrecer sacrificios.

Los hombres materialistas quieren trabajar duro y disfrutar de resultados fruitivos en aras del disfrute de los sentidos. Debido a ello, cometen muchas clases de pecados a cada paso que dan en la vida. No obstante, aquellos que están dedicados conscientemente al servicio devocional del Señor, son trascendentales a todas las variedades de pecados y virtudes. Sus actividades están exentas de la contaminación de las tres modalidades de la naturaleza material. Los devotos no tienen ninguna necesidad de realizar los sacrificios prescritos, porque la vida misma del devoto es un símbolo de sacrificio. Pero las personas que están dedicadas a las actividades fruitivas en aras del disfrute de los sentidos, deben ejecutar los sacrificios prescritos, porque ése es el único medio de liberarse de la reacción de todos los pecados cometidos por los ejecutores fruitivos. Los semidioses se complacen cuando se celebran esos sacrificios, de la misma manera en que los funcionarios de una prisión se satisfacen cuando los prisioneros se vuelven súbditos obedientes. Sin embargo, el Señor Caitanya ha recomendado únicamente un yajña, o sacrificio, llamado el saṅkīrtana-yajña, el canto de Hare Kṛṣṇa, en el que todo el mundo puede participar. Así pues, tanto los devotos como los ejecutores fruitivos pueden obtener al mismo beneficio de las ejecuciones de saṅkīrtana-yajña. (S.B. 1º, Cap. 16, V. 20, págs. 806-808).

Los Animales luchan por su subsistencia:  

TEXTO 47

AhSTaaiNa SahSTaaNaaMaPadaiNa cTauZPadaMa( )
f-LGaUiNa Ta}a MahTaa& Jaqvae JaqvSYa JaqvNaMa( )) 47 ))

ahastāni sahastānām
apadāni catuṣ-padām
phalgūni tatra mahatāṁ
jīvo jīvasya jīvanam

ahastāni—aquellos que están desprovisto de manos; sa-hastānām—de aquellos que están dotados de manos; apadāni—aquellos que están desprovistos de piernas; catuḥ-padām—de aquellos que tienen cuatro piernas; phalgūni—aquellos que son débiles; tatra—ahí; mahatām—del poderoso; jīvaḥ—el ser viviente; jīvasya—del ser viviente; jīvanam—subsistencia.

TRADUCCIÓN

Aquellos que están desprovistos de manos, son presa de los que tienen manos; aquellos desprovistos de patas, son presa de los que tienen cuatro patas. Los débiles son la subsistencia de los fuertes, y se cumple la regla general de que un ser viviente es la comida de otro.

SIGNIFICADO

Por la voluntad suprema existe una ley sistemática de subsistencia en la lucha por la existencia, y nadie puede escaparse de ella con ninguna cantidad de planes. Los seres vivientes que han venido al mundo material en contra de la voluntad del Ser Supremo, se hallan bajo el control de un poder supremo denominado māyā-śakti, el agente comisionado del Señor, y esta daivī māyā tiene la función de pinchar con las tres clases de sufrimientos a las almas condicionadas. Uno de esos sufrimientos se explica en este verso: el débil constituye la subsistencia del fuerte. Nadie puede ser lo suficientemente fuerte como para protegerse del ataque de alguien más fuerte, y por la voluntad del Señor hay categorías sistemáticas de los débiles, los fuertes y los más fuertes. No hay nada de qué lamentarse si un tigre se come a un animal débil, incluso a un hombre, porque ésa es la ley del Señor Supremo. Pero aunque la ley estipula que el ser humano debe subsistir  a costa de otro ser vivo, también existe la ley del buen juicio, pues el ser humano tiene que obedecer las leyes de las Escrituras. Esto les resulta imposible a los demás animales. El ser humano tiene por función lograr la autorrealización, y para ello no debe comer nada que no se le haya ofrecido primero al Señor. El Señor le acepta a Su devoto toda clase de comidas hechas de vegetales, frutas, hojas y granos. Las frutas, las hojas y la leche se le pueden ofrecer al Señor de diversas maneras, y después de que el Señor acepta la comida el devoto puede comer prasāda, mediante el cual irá mitigando gradualmente todo el sufrimiento que haya en la lucha por la existencia. Esto se confirma en El Bhagavad-gītā (9.26). Incluso aquellos que están acostumbrados a comer animales pueden ofrecer la comida, más no al Señor directamente, sino a un agente del Señor, bajo las condiciones de ciertos ritos religiosos. Los mandamientos de las Escrituras no son para alentar a los que comen animales, sino para restringirlos mediante principios regulados.

Un ser vivo es la fuente de subsistencia de otros seres vivos más fuertes. Nadie debe preocuparse mucho por su subsistencia en ninguna circunstancia, porque en todas partes hay seres vivientes, y ninguno se muere de hambre por la falta de comida. Nārada le aconseja a Mahārāja Yuthiṣṭhira que no se preocupe por sus tíos, creyendo que van a sufrir por la falta de comida, pues ellos podían vivir de los vegetales que, como prasāda del Señor Supremo, se encuentran en las selvas, y de ese modo completar la senda de la salvación.

Que el ser viviente débil sea explotado por el fuerte es la ley natural de la existencia; en los diferentes reinos de los seres vivientes siempre se hace el intento de devorar al débil. No hay ninguna posibilidad de contener esa tendencia por ningún medio artificial bajo las condiciones materiales; ello únicamente puede lograrse si se despierta el sentido espiritual del ser humano mediante la práctica de las regulaciones espirituales. Los principios regulativos espirituales, sin embargo, no le permiten al hombre que, por una parte, mate a los animales débiles, y por otra, les enseñe a los demás coexistencia pacífica. Si el hombre no permite la coexistencia pacífica de los animales, ¿cómo puede esperar que haya coexistencia pacífica en la sociedad humana? Los ciegos líderes deben por ello llegar a entender al Ser Supremo, y luego tratar de llevar a la realidad el Reino de Dios. El Reino de Dios, o Rāma-rājya, es algo imposible si no se despierta el sentido de conciencia de Dios en la mente conjunta de la gente del mundo. (S.B. 1º, Cap. 13, V. 47, págs. 673-674).

Alimentos de emergencia: 

TEXT 16

rajae ih ParMaae DaMaR" SvDaMaRSQaaNauPaal/NaMa( )
XaaSaTaae_NYaaNa( YaQaaXaañMaNaaPaÛuTPaQaaiNah )) 16 ))

rājño hi paramo dharmaḥ
sva-dharma-sthānupālanam
śāsato ’nyān yathā-śāstram
anāpady utpathān iha

rājñaḥ—del rey o gobernante; hi—ciertamente; paramaḥ—supremo; dharmaḥ—ocupación obligatoria; svadharma-stha—aquel que es fiel a su deber prescrito; anupālanam—siempre brindando protección; śāsataḥ—mientras gobierna; anyān—a otros; yathā—de conformidad con; śāstram—disposiciones de las Escrituras; anāpadi—sin peligro; utpathān—personas que van por mal camino; iha—de hecho.

TRADUCCIÓN

El supremo deber que tiene el rey gobernante es el de brindarles plena protección a las personas que obedecen las leyes, y castigar a aquellas que, en época ordinaria, cuando no hay ninguna emergencia, se apartan de las ordenanzas de las Escrituras.

SIGNIFICADO

En las Escrituras se hace mención de la āpad-dharma, o la ocupación obligatoria en momentos de acontecimientos extraordinarios. Se dice que, en ocasiones,  el gran sabio Viśvāmitra tuvo que vivir de comer carne de perro, al verse en cierta situación peligrosa extraordinaria. En casos de emergencia se puede permitir que alguien viva de comer carne de toda clase de animales, pero eso no significa que deban existir mataderos fijos para alimentar a los que comen animales, ni que ese sistema deba ser fomentado por el Estado. Nadie debe tratar de vivir de comer carne en tiempos ordinarios, simplemente para satisfacer el paladar. Si alguien lo hace, el rey o gobernante debe castigarlo por entregarse a un disfrute bajo.

Las Escrituras tienen disposiciones metódicas para diferentes personas dedicadas a diferentes ocupaciones obligatorias, y aquel que las sigue se dice que es sva-dharma-stha, o fiel en sus deberes prescritos. En El Bhagavad-gītā (18.48) se aconseja que uno no abandone sus ocupaciones obligatorias prescritas, ni siquiera si éstas no siempre son perfectas. Esa clase de sva-dharma-stha puede ser violada en casos de emergencia, si uno se ve forzado por las circunstancias, mas no se puede violar en tiempos ordinarios. El jefe del Estado tiene que asegurarse de que el seguidor del sva-dharma-stha no cambie éste, sea lo que fuere, y debe brindarle plena protección a dicho seguidor. El infractor es susceptible de ser castigado en términos del śāstra, y el rey tiene el deber de vigilar que todo el mundo siga estrictamente su ocupación obligatoria, tal como se prescribe en la Escritura. (S.B. 1º, Cap. 17, V. 16, págs. 841-842).

Cuatro clases de actividades de los Animales:  

TEXTO 2

DaMaR" Pa[aeiJ‡TakE-Tavae_}a ParMaae iNaMaRTSara<aa& SaTaa&
veÛ& vaSTavMa}a vSTau iXavd& TaaPa}aYaaeNMaUl/NaMa( )
é[qMaÙaGavTae MahaMauiNak*-Tae ik&- va ParErqìr"
SaÛae ôÛvåDYaTae_}a k*-iTai>a" éué[Uzui>aSTaT+a<aaTa( )) 2 ))

dharmaḥ projjhita-kaitavo ’tra paramo nirmatsarāṇāṁ satāṁ
vedyaṁ vāstavam atra vastu śivadaṁ tāpa-trayonmūlanam
śrīmad-bhāgavate mahā-muni-kṛte kiṁ vā parair īśvaraḥ
sadyo hṛdy avarudhyate ’tra kṛtibhiḥ śuśrūṣubhis tat-kṣaṇāt

dharmaḥ—religiosidad; projjhita—rechazada por completo; kaitavaḥ—cubierta por la intención fruitiva; atra—aquí; paramaḥ—lo más elevado; nirmatsarāṇām—de los que tienen el corazón ciento por ciento puro; satām—devotos; vedyam—comprensible; vāstavam—real; atra—aquí; vastu—esencia; śivadam—bienestar; tāpa-traya—sufrimiento triple; unmūlanam—causando el desarraigo de; śrīmat—hermoso; bhāgavate—El Bhāgavata Purāṇa; mahā-muni—el gran sabio [Vyāsadeva]; kṛte—habiendo recopilado; kim—cuál es; —la necesidad; paraiḥ—otras; īśvaraḥ—el Señor Supremo; sadyaḥ—de inmediato; hṛdi—dentro del corazón; avarudhyate—se consolida; atra—aquí; kṛtibhiḥ—por los hombres piadosos; śuśrūṣubhiḥ—mediante el cultivo; tat-kṣaṇāt—sin demora.

TRADUCCIÓN

Rechazando por completo todas las actividades religiosas que tienen motivaciones materiales, este Bhāgavata Purāṇa expone la verdad más elevada que existe, y que entienden aquellos devotos cuyo corazón está totalmente puro. La verdad más elevada que existe es la realidad que, por el bien de todos, se hace distinguir de lo ilusorio. Esa verdad elimina el sufrimiento triple. Este hermoso Bhāgavatam, recopilado por el gran sabio Vyāsadeva (en su madurez), es suficiente en sí para comprender a Dios. ¿Qué necesidad hay de alguna otra Escritura? Tan pronto como se cultiva conocimiento mediante el hecho de oír atenta y sumisamente el mensaje del Bhāgavatam, el Señor Supremo se establece en el corazón de uno.

SIGNIFICADO

La religión comprende cuatro cuestiones principales: las actividades piadosas, el desarrollo económico, la satisfacción de los sentidos, y, finalmente, la liberación del cautiverio material. La vida irreligiosa constituye una condición de barbarie. En efecto, la vida humana comienza cuando comienza la religión. Comer, dormir, temer y aparearse son los cuatro principios de la vida animal. Éstos son comunes tanto a los animales como a los seres humanos. Pero la religión es la función adicional del ser humano. Sin religión, la vida humana no es más que vida animal. Por ello en las sociedades humanas existe alguna forma de religión que apunta hacia la autorrealización, y que hace referencia a la eterna relación que el hombre tiene con Dios.

En las etapas bajas de la civilización humana, siempre existe una competencia para enseñorearse de la naturaleza material, o, en otras palabras, hay una rivalidad continua para satisfacer los sentidos. Impulsado por esa clase de conciencia, el hombre recurre a la religión. En consecuencia, realiza actividades piadosas o funciones religiosas con el propósito de obtener algo material. Pero si esos beneficios materiales se pueden obtener de otra manera, entonces se hace caso omiso de la supuesta religión. Ésa es la situación en que se encuentra la civilización moderna. El hombre está progresando económicamente, por lo cual actualmente no está muy interesado en la religión. Hoy en día, las iglesias, mezquitas o templos están practicamente vacíos. Los hombres están más interesados en fábricas, tiendas y cines, que en lugares religiosos erigidos por sus antepasados. Esto demuestra de forma práctica que la religión se profesa en busca de algunos beneficios económicos. Los beneficios económicos se necesitan para complacer los sentidos. A menudo, cuando uno fracasa en la consecución de la complacencia de los sentidos, se dedica a la salvación y trata de volverse uno con el Supremo. Así pues, todos esos estados son sencillamente diferentes tipos de complacencia de los sentidos.

En los Vedas se prescribe la ejecución de forma regulada de las cuatro actividades antes mencionadas, para que no exista una competencia desmedida en pos de la complacencia de los sentidos. Pero El Śrīmad-Bhāgavatam es trascendental a todas esas actividades que buscan satisfacer los sentidos. Es un material de lectura puro y trascendental, que únicamente pueden entender los devotos puros del Señor, quienes se encuentran en un estado trascendental a la complacencia sensual competitiva. En el mundo material existe una reñida competencia entre los animales, entre los hombres, entre las comunidades y entre las naciones.  Pero los devotos del Señor se elevan por encima de esas competencias. Ellos no compiten con los materialistas, pues se encuentran en el sendero que conduce de vuelta a Dios, en cuya morada la vida es eterna y bienaventurada. Esos trascendentalistas no sienten envidia, y son de corazón puro. En el mundo material, cada cual envidia a todos los demás, y por ello existe la competencia. Pero los trascendentales devotos del Señor no sólo están libres de la envidia material, sino que además son bienquerientes de todo el mundo, pues procuran establecer una sociedad sin competencias, que tenga a Dios en el centro. El concepto socialista contemporáneo de una sociedad sin competencias es artificial, porque en el Estado socialista se compite por el puesto de dictador. Desde el punto de vista de los Vedas o desde el punto de vista de las actividades humanas comunes, la complacencia de los sentidos constituye la base de la vida material. En los Vedas se mencionan tres senderos. Uno de ellos comprende las actividades fruitivas para obtener la promoción a planetas mejores que éste. Otro implica la adoración de diferentes semidioses para lograr la promoción a los planetas de los semidioses; y el último trata de la comprensión de la Verdad Absoluta y Su aspecto impersonal, y del hecho de volverse uno con Él.

El aspecto impersonal de la Verdad Absoluta no es el más elevado de todos. Por encima del aspecto impersonal está el aspecto Paramātmā, y por encima de éste se halla Bhagavān, o el aspecto personal de la Verdad Absoluta. El Śrīmad-Bhāgavatam nos da información acerca de la Verdad Absoluta en Su aspecto personal. Es más elevado que los libros impersonalistas, y más elevado que la división jñāna-kāṇḍa de los Vedas. Es incluso más elevado que la división karma-kāṇḍa y que la división upāsanā-kāṇḍa, debido a que recomienda la adoración de la Suprema Personalidad de Dios, el Señor Śrī Kṛṣṇa. En el karma-kāṇḍa hay competencia por llegar a los planetas celestiales en pos de una mejor complacencia de los sentidos, y hay una competencia similar en el jñāna-kāṇḍa y en el upasana-kāṇḍa. El Śrīmad-Bhāgavatam es superior a todos ellos, porque tiene como meta la Verdad Suprema, que es la esencia o la raíz de todas las categorías. Con El Śrīmad-Bhāgavatam uno puede llegar a conocer la esencia, así como también las categorías. La esencia es la Verdad Absoluta, el Señor Supremo, y todas las emanaciones son formas relativas de energía.

No hay nada que esté separado de la esencia, pero al mismo tiempo las energías son diferentes de la esencia. Este concepto no es contradictorio. El Śrīmad-Bhāgavatam promulga de forma explícita esa filosofía de unidad y diferencia simultáneas que figura en El Vedānta-sūtra,  el cual comienza con el sūtra “janmād asya”.

Ese conocimiento que expone que el Señor y Su energía son uno y, simultáneamente, diferentes, es una respuesta al intento que realizan los especuladores mentales para establecer que la energía es el Absoluto. Cuando de hecho uno entiende ese conocimiento, ve que los conceptos de monismo y dualismo son imperfectos. El desarrollo de esta conciencia trascendental, basado en la concepción de la unidad y diferencia simultáneas, lo conduce a uno inmediatamente a la etapa en que se libera del sufrimiento triple. El sufrimiento triple está constituido por (1) aquellos sufrimientos que provienen de la mente y el cuerpo, (2) aquellos sufrimientos que infligen otros seres vivientes, y (3) aquellos sufrimientos que resultan de las catástrofes naturales sobre las que uno no tiene control. El Śrīmad-Bhāgavatam comienza con la entrega del devoto a la Persona Absoluta. El devoto está plenamente consciente de que es uno con el Absoluto y que, al mismo tiempo, tiene la posición eterna de ser sirviente del Absoluto. En el concepto material, uno cree falsamente ser el amo de todo lo que ve, y, por consiguiente, siempre lo molesta el sufrimiento triple de la vida. Pero tan pronto como uno llega a comprender su verdadera posición de sirviente trascendental, de inmediato queda libre de todos los sufrimientos. Mientras la entidad viviente esté tratando de dominar la naturaleza material, no hay ninguna posibilidad de que se vuelva sirviente del Supremo. El servicio que se le presta al Señor, se realiza con una conciencia pura de la identidad espiritual de uno; mediante el servicio, uno queda libre de inmediato de las molestias materiales.

Por encima de esto, El Śrīmad-Bhāgavatam es un comentario personal que Śrī Vyāsadeva le hizo a El Vedānta-sūtra. Fue escrito en la madurez de su vida espiritual, a través de la misericordia de Nārada. Śrī Vyāsadeva es la encarnación autorizada de Nārāyaṇa, la Personalidad de Dios. Por lo tanto, no hay ninguna duda de su autoridad. Él es el autor de todas las demás Escritura védicas, mas, no obstante, recomienda el estudio de El Śrīmad-Bhāgavatam por encima de todas las demás. En otros Purāṇas se presentan diferentes métodos mediante los cuales uno puede adorar a los semidioses. Pero en el Bhāgavatam se menciona únicamente al Señor Supremo. El Señor Supremo es el cuerpo completo, y los semidioses son las diferentes partes de ese cuerpo. En consecuencia, al adorar al Señor Supremo, uno no necesita adorar a los semidioses. El Señor Supremo queda de inmediato fijo en el corazón del devoto. El Señor Caitanya Mahāprabhu ha recomendado El Srimad-Bhāgavatam, diciendo que es el Purāṇa inmaculado, y lo distingue de todos los demás Purāṇas.

El método apropiado para recibir este mensaje trascendental, consiste en oírlo sumisamente. Una actitud desafiante no puede ayudarlo a uno a comprender este mensaje trascendental. Una palabra en particular se usa aquí para dar la guía debida. Esa palabra es śuśrūṣu. Uno debe estar ansioso de oír este mensaje trascendental. El deseo de oírlo sinceramente es el primer requisito que debe cumplirse.

Las personas poco afortunadas no están interesadas en absoluto en oír este Srimad-Bhāgavatam. El proceso es simple, pero la aplicación es difícil. La gente desafortunada encuentra suficiente tiempo para oír ociosas conversaciones sociales y políticas, pero cuando se les invita a asistir a una reunión de devotos y a oír El Srimad-Bhāgavatam, repentinamente se vuelven renuentes. A veces, los lectores profesionales del Bhāgavatam se sumergen de inmediato en los temas íntimos de los pasatiempos del Señor Supremo, que aparentemente interpretan como literatura sexual. El Srimad-Bhāgavatam está hecho para oírlo desde el principio. En este śloka se menciona a aquellos que son aptos para asimilar esta obra: “Uno se capacita para oír El Srimad-Bhāgavatam, después de muchas acciones piadosas.” El gran sabio Vyāsadeva le asegura a la persona inteligente que posee un discernimiento cuidadoso, que podrá llegar a comprender a la Suprema Personalidad directamente, por el hecho de oír El Srimad-Bhāgavatam. Sin tener que pasar por las diferentes etapas de comprensión que se presentan en los Vedas, uno puede ser elevado de inmedato a la posición de paramahaṁsa, si simplemente consiente en recibir este mensaje. (S.B. 1º, Cap. 1, V. 2, págs. 46-50).

Demonios degradados hasta el nivel de Animales: 

TEXT 5

SaMPad" §-Tavae l/aek-a Maihzq >a]aTarae Mahq )
JaMbUÜqPaaiDaPaTYa& c YaXaê i}aidv& GaTaMa( )) 5 ))

sampadaḥ kratavo lokā
mahiṣī bhrātaro mahī
jambūdvīpādhipatyaṁ ca
yaśaś ca tri-divaṁ gatam

sampadaḥ—opulencia; kratavaḥ—sacrificios; lokāḥ—destino futuro; mahiṣī—las reinas; bhrātaraḥ—los hermanos; mahī—la Tierra; jambū-dvīpa—el globo o planeta en el que residimos; ādhipatyam—soberanía; ca—también; yaśaḥ—fama; ca—y; tri-divam—planetas celestiales; gatam—se extendió por;.

TRADUCCIÓN

Incluso hasta los planetas celestiales llegaron las noticias acerca de las posesiones mundanas de Mahārāja Yudhiṣṭhira, los sacrificios mediante los cuales llegaría a un mejor destino, su reina, sus leales hermanos, sus extensas tierras, su soberanía en el planeta Tierra, y su fama, etc.

SIGNIFICADO

Sólo el nombre y la fama de un hombre rico y notable llegan a conocerse por todas partes del mundo, y el nombre y la fama de Mahārāja Yuthiṣṭhira llegaron a los planetas superiores, debido a su buena administración, sus posesiones mundanas, su gloriosa esposa Draupadī, la fuerza de sus hermanos Bhīma y Arjuna, y su sólido poder soberano en el mundo, este último conocido como Jambūdvīpa. Aquí, la palabra lokāḥ es significativa. Por todas partes del cielo hay diseminados diferentes lokas o planetas superiores, tanto materiales como espirituales. Una persona puede llegar a ellos en virtud de su trabajo en la vida actual, tal como se afirma en El Bhagavad-gītā (9.25). Allí no se permite la entrada a la fuerza. A los diminutos científicos e ingenieros de lo material, que han descubierto vehículos para viajar por el espacio sideral unos miles de kilómetros, no se les permitirá entrar. Ésa no es la manera de llegar a los planetas mejores que éste. Para entrar en esos planetas felices, uno debe capacitarse mediante el sacrificio y el servicio. Aquellos que son pecadores en cada etapa de la vida, sólo pueden esperar que se les degrade hasta la vida animal, para sufrir cada vez más los tormentos de la existencia material, y esto también se declara en El Bhagavad-gītā (16.19). Los buenos sacrificios y cualidades de Mahārāja Yuthiṣṭhira eran tan elevados y virtuosos, que hasta los residentes de los planetas celestiales superiores ya estaban preparados para recibirlo como uno de ellos. (S.B. 1º, Cap. 12, V. 5, págs. 574-575)

El Señor desciende entre los Animales: 

TEXTO 50

iNaZPaaidTa& devk*-TYaMavXaez& Pa[Taq+aTae )
Taavd( YaUYaMave+aß& >aved( Yaavidheìr" )) 50 ))

niṣpāditaṁ deva-kṛtyam
avaśeṣaṁ pratīkṣate
tāvad yūyam avekṣadhvaṁ
bhaved yāvad iheśvaraḥ

niṣpāditam—realizado; deva-kṛtyam—lo que había de hacerse en el nombre de los semidioses; avaśeṣam—el resto; pratīkṣate—siendo esperado; tāvat—hasta ese momento; yūyam—ustedes, todos los Pāṇḍavas; avekṣadhvam—observen y aguarden; bhavet—han de; yāvat—mientras; iha—en este mundo; īśvaraḥ—el Señor Supremo.

TRADUCCIÓN

El Señor ya ha cumplido Sus deberes para ayudar a los semidioses, y está esperando el resto. Ustedes, los Pāṇḍavas, han de aguardar mientras el Señor esté aquí en la Tierra.

SIGNIFICADO

El Señor desciende de Su morada (Kṛṣṇaloka), el planeta más elevado del cielo espiritual, con el fin de ayudar a los semidioses administradores de este mundo material cuando están sumamente afligidos por los asuras, que no sólo envidian al Señor, sino también a Sus devotos. Como se refirió anteriormente, los seres vivientes condicionados se ponen en contacto con la influencia material por su propia elección, llevados por un fuerte deseo de enseñorearse de los recursos del mundo material y volverse señores de imitación de todo lo que ven. Todo el mundo está tratando de volverse un Dios de imitación; hay un feroz competencia entre esos dioses de imitación, y a esos competidores por lo general se les conoce como asuras. Cuando en el mundo hay demasiados asuras, se vuelve un infierno para aquellos que son devotos del Señor. Debido al aumento de los asuras, las masas, que generalmente son devotas del Señor por naturaleza, y los devotos puros del Señor, entre ellos los semidioses de los planetas superiores, le oran al Señor pidiéndole alivio, y el Señor, o bien desciende persolamente desde Su morada, o designa a algunos de Sus devotos para restaurar la caída condición de la sociedad humana, o incluso de la sociedad animal. Esos trastornos ocurren no sólo en la sociedad humana, sino también entre los animales, las aves u otros seres vivos, entre ellos los semidioses de los planetas superiores. El Señor Kṛṣṇa descendió personalmente para destruir a asuras tales como Kaṁsa, Jarāsandha y Śiśupāla, y durante el reinado de Mahārāja Yuthiṣṭhira casi todos estos asuras fueron matados por el Señor. Ahora, Él estaba esperando la aniquilación de Su propia dinastía, denominada la Yadu-vaṁśa, que apareció en este mundo por Su voluntad. Él quería llevárselos antes de Su propia partida para Su morada eterna. Nārada, al igual que Vidura, no reveló la inminente aniquilación de las dinastía Yadu, pero indirectamente le insinuó al Rey y a sus hermanos que aguardaran hasta que el incidente hubiera ocurrido y el Señor partiera. (S.B. 1º, Cap. 13, V. 50, págs. 677-678).

Animales iluminados:  

TEXTO 42

YaQaa Gaavae NaiSa Pa[aeTaaSTaNTYaa& bÖaê daMai>a" )
va¢-NTYaa& NaaMai>abRÖa vhiNTa bil/MaqiXaTau" )) 42 ))

yathā gāvo nasi protās
tantyāṁ baddhāś ca dāmabhiḥ
vāk-tantyāṁ nāmabhir baddhā
vahanti balim īśituḥ

yathā—tanto como; gāvaḥ—vaca; nasi—por la nariz; protāḥ—atada; tantyām—por la soga; baddhāḥ—sujeto; ca—también; dāmabhiḥ—mediante sogas; vāk-tantyām—en la red de los himnos védicos; nāmabhiḥ—mediante nomenclaturas; baddhāḥ—condicionados; vahanti—llevan a cabo; balim—órdenes; īśituḥ—para ser controlados por el Señor Supremo.

TRADUCCIÓN

Así como una vaca está condicionada cuando la ata por la nariz una soga larga, así mismo los seres humanos están atados por diferentes mandamientos védicos y están condicionados a obedecer las órdenes del Señor Supremo.

SIGNIFICADO

Todo ser viviente, ya sea un hombre, un animal o un ave, cree que es libre de por sí, pero de hecho nadie es libre de las severas leyes del Señor. Las leyes del Señor son severas, porque no se las puede desobedecer bajo ninguna circunstancia. Astutos forajidos pueden evadir las leyes hechas por el hombre, pero en los códigos del legislador supremo no hay ni la más remota probabilidad de desdeñar las leyes. Un pequeño cambio que se trate de introducir en la ley hecha por Dios, puede ocasionar un peligro mayúsculo que debe afrontar el infractor. Esas leyes del Supremo se conocen por lo general como los códigos de la religión, bajo diferentes condiciones, pero el principio de la religión es el mismo en todas partes, es decir, obedecer las órdenes del Dios Supremo, los códigos de la religión. Ésa es la condición de la existencia material. Todos los seres vivientes del mundo material han aceptado por su propio gusto el riesgo de la vida condicionada, a raíz de lo cual están atrapados por las leyes de la naturaleza material. La única manera de salirse del enredo consiste en acceder a obedecer al Supremo. Pero en vez de zafarse de las garras de māyā, o la ilusión, los necios seres humanos quedan atados por diferentes nomeclaturas, con las designaciones de brāhmaṇas, kṣatriyas, vaiśyas, śūdras, hindúes, musulmanes, indios, europeos, americanos, chinos y muchas otras, y de ese modo ejecutan las órdenes del Señor Supremo bajo la influencia de los respectivos mandamientos legislativos o de las Escrituras. Las leyes reglamentarias del Estado son réplicas o imitaciones imperfectas de los códigos religiosos. El Estado seglar, o el Estado sin Dios, les permite a los ciudadanos infringir las leyes de Dios, pero les prohibe desobedecer las leyes del Estado; el resultado de ello es que la generalidad de la gente sufre más por quebrantar las leyes de Dios, que por desobedecer las imperfectas leyes hechas por el hombre. Todo hombre es imperfecto por constitución bajo las condiciones de la existencia material, y no existe la menor posibilidad de que ni siquiera el hombre más adelantado de todos desde el punto de vista material pueda promulgar una legislación perfecta. En cambio, en las leyes de Dios no hay semejante imperfección. Si a los líderes se les educara en lo referente a las leyes de Dios, no habría necesidad de un consejo legislativo provisional integrado por hombres que no tienen un propósito fijo. En las improvisadas leyes del hombre hay necesidad de introducir cambios, mas no ocurre así con las leyes hechas por Dios, porque las hizo perfectas la omniperfecta Personalidad de Dios. Los códigos de la religión, las disposiciones de las Escrituras, las hacen representantes de Dios liberados, tomando en cuenta las diversas condiciones de vida, y al ejecutar las órdenes del Señor, los seres vivientes condicionados gradualmente se liberan de las garras de la existencia material. La verdadera posición del ser viviente consiste, sin embargo, en que es el servidor eterno del Señor Supremo. En su estado liberado, le presta servicio al Señor con amor trascendental, y de ese modo disfruta de plena libertad, a veces incluso en la misma medida que el Señor, o a veces más que el Señor. Pero en el mundo material condicionado, todo ser viviente quiere ser el Señor de otros seres vivientes, y es así como por la ilusión de māyā esa mentalidad de enseñoreamiento se vuelve la causa de una extensión adicional de la vida condicionada. De manera que, en el mundo material el ser viviente es condicionado aún más, hasta que revive su estado original de servidumbre eterna, en virtud de lo cual se entrega al Señor. Ésa es la última instrucción de El Bhagavad-gītā y de todas las demás Escrituras reconocidas que hay en el mundo. (S.B. 1º, Cap. 13, V. 42, págs. 667-668).

Animales influenciados por la modalidad de la ignorancia:  

TEXTO 24

PaaiQaRvaÕaå<aae DaUMaSTaSMaadiGanñYaqMaYa" )
TaMaSaSTau rJaSTaSMaaTSatv& Yad(b]ødXaRNaMa( )) 24 ))

pārthivād dāruṇo dhūmas
tasmād agnis trayīmayaḥ
tamasas tu rajas tasmāt
sattvaṁ yad brahma-darśanam

pārthivāt—de tierra; dāruṇaḥ—leña; dhūmaḥ—humo; tasmāt—de eso; agniḥ—fuego; trayī—sacrificios védicos; mayaḥ—hecho de; tamasaḥ—en la modalidad de la ignorancia; tu—pero; rajaḥ—la modalidad de la pasión; tasmāt—de eso; sattvam—la modalidad de la bondad; yat—la cual; brahma—la Verdad Absoluta; darśanam—comprensión.

TRADUCCIÓN

La leña es una transformación de la tierra, pero el humo es mejor que la leña verde. Y el fuego es aún mejor, pues mediante el fuego podemos obtener los beneficios del conocimiento superior (a través de los sacrificios védicos). De forma similar, la pasión (rajas) es mejor que la ignorancia (tamas), pero la bondad (sattva) es lo mejor, pues mediante la bondad uno puede llegar a comprender la Verdad Absoluta.

SIGNIFICADO

Como se explicó anteriormente, uno puede liberarse de la vida condicionada de la existencia material, mediante el hecho de prestarle servicio devocional a la Personalidad de Dios. Aquí se entiende, además, que uno tiene que ascender al plano de la modalidad de la bondad (sattva), para poder ser merecedor del servicio devocional del Señor. Pero si hay impedimentos en el sendero progresivo, cualquiera, incluso desde el plano de tamas, puede ascender gradualmente al plano de sattva, mediante la dirección experta del maestro espiritual. Por consiguiente, los candidatos sinceros deben acercarse a un maestro espiritual experto, para emprender una marcha progresiva de esa clase, y el maestro espiritual experto y genuino es competente para dirigir al discípulo desde cualquier etapa de la vida: tamas, rajas o sattva.

Es un error, entonces, considerar que la adoración que de cualquier cualidad o de cualquier forma de la Suprema Personalidad de Dios es igualmente beneficiosa. Con la excepción de Viṣṇu, todas las formas separadas se manifiestan bajo las condiciones de la energía material, y, por ende, las formas de la energía material no pueden ayudar a nadie a ascender a la plataforma de sattva, que es la única que puede liberar a una persona del cautiverio material.

La modalidad de tamas controla el estado de la vida incivilizada, o la vida de los animales inferiores. La vida civilizada del hombre, con una pasión por diversos tipos de beneficios materiales, es la etapa de rajas. La etapa de rajas de la vida proporciona un leve indicio acerca de la compresión de la Verdad Absoluta, en la forma de sentimientos finos por la filosofía, el arte y la cultura, con principios éticos y morales; pero la modalidad de sattva es una etapa aún más elevada de cualidad material, que verdaderamente lo ayuda a uno a comprender la Verdad Absoluta. En otras palabras, existe una diferencia cualitativa entre las diferentes clases de métodos de adoración, así como también entre los respectivos resultados que se obtienen de las deidades predominantes, es decir, Brahmā, Viṣṇu y Hara. (S.B. 1º, Cap. 2, V. 24, págs. 110-111).

El Kali-yuga como infierno para los Animales: 

TEXTO 20

PaadENYaURNa& XaaeciSa MaEk-Paad‚
MaaTMaaNa& va v*zlE/>aaeR+YaMaa<aMa( )
Aahae SauradqNa( ôTaYaj>aaGaaNa(
Pa[Jaa oTa iSvNMagavTYavzRiTa )) 20 ))

pādair nyūnaṁ śocasi maika-pādam
ātmānaṁ vā vṛṣalair bhokṣyamāṇam
āho surādīn hṛta-yajña-bhāgān
prajā uta svin maghavaty avarṣati

pādaiḥ—por tres patas; nyūnam—menos; śocasi—si te estás lamentando por eso; —mi; eka-pādam—sólo una pata; ātmānam—el cuerpo de uno; —o; vṛṣalaiḥ—por los consumidores de carne ilegales; bhokṣyamāṇam—ser explotada; āhoḥ—en el sacrificio; sura-ādīn—los semidioses autorizados; hṛta-yajña—despojados del sacrificio; bhāgān—ración; prajāḥ—los seres vivientes; uta—creciente; svit—si; maghavati—con hambre y escasez; avarṣati—por la falta de lluvia.

TRADUCCIÓN

He perdido tres patas, y ahora estoy parado en una sola. ¿Se está usted lamentando por el estado de mi existencia? ¿O será que está muy angustiada porque de ahora en adelante los consumidores de carne ilegales la van a explotar? ¿O quizás se encuentra usted en una situación lamentable, porque ahora los semidioses están privados de su ración de las ofrendas de los sacrificios, debido a que actualmente éstos no se celebran? ¿O será que está usted afligida por los seres vivientes, a causa de los sufrimientos que a éstos les infligen el hambre y la sequía?

SIGNIFICADO

Con el progreso de la era de Kali, cuatro cosas en particular van disminuyendo gradualmente, a saber: la duración de la vida, la misericordia, la capacidad de recordar y los principios morales y religiosos. Como Dharma, o los principios religiosos, se perderían en la proporción de tres es a cuatro, el toro simbólico estaba parado sólo sobre una pata. Cuando las tres cuartas partes de la población del mundo entero se vuelve irreligiosa, la situación se convierte en un infierno para los animales. En la era de Kali, las civilizaciones ateas crearán muchísimas sociedades supuestamente religiosas, en las que se desafiará directa o indirectamente a la Personalidad de Dios. Y, de ese modo, unas sociedades de hombres infieles harán que el mundo les resulte inhabitable a la sección más cuerda de la gente. Entre los seres humanos hay diferentes gradaciones, en proporción a la fe que tienen en la Suprema Personalidad de Dios. Los hombres fieles de primera clase son los Vaiṣṇavas y los brāhmaṇas, luego están los kṣatriyas, luego los vaiśyas, luego los śūdras, luego los mlecchas, los yāvanas y, por último, los caṇḍālas. La degradación de los instintos humanos comienza a partir de los mlecchas, y el estado de vida caṇḍāla es la última palabra en degradación humana. Todos los términos antedichos que se mencionan en las Escrituras védicas no son para ninguna comunidad o tipo de nacimiento en particular. Se trata de diferentes cualidades de los seres humanos en general. Esto no tiene nada que ver con un derecho de nacimiento o una comunidad. Uno puede adquirir las respectivas cualidades mediante sus propios esfuerzos, y, en consecuencia, el hijo de un vaiṣṇava puede convertirse en un mleccha, o el hijo de un caṇḍāla puede ser más que un brāhmaṇa, todo en función de su asociación e íntima relación con el Señor Supremo.

A la gente que come carne, por lo general se la denomina mleccha. Pero no todos los que comen carne son mlecchas. Aquellos que comen carne en términos de las disposiciones de las Escrituras no son mlecchas, pero los que lo hacen sin restricción sí reciben ese nombre. El comer carne de vaca se prohíbe en las Escrituras, y los seguidores de los Vedas les brindan una especial protección a los toros y a las vacas. Pero en la era de Kali, la gente va a explotar a su antojo el cuerpo del toro y de la vaca, con lo cual provocarán diversos tipos de sufrimientos.

La gente de esta época no ejecutará ningún sacrificio. A la población mleccha le importarán muy poco las celebraciones de sacrificios, aunque ello es esencial para las personas que están dedicadas al disfrute de los sentidos de un modo material. En El Bhagavad-gītā se recomienda enfáticamente la ejecución de sacrificios (Bg. 3.14-16).

A los seres vivientes los crea Brahmā, el creador, y para que el ser viviente creado se mantenga de un modo progresivo en la senda que va de vuelta a Dios, él también creó el sistema de ejecutar sacrificios. El sistema consiste en que los seres vivientes viven de la producción de granos y vegetales, y, por el hecho de comer esa clase de alimentos, obtienen el poder vital del cuerpo en la forma de sangre y semen, y con la sangre y el semen un ser viviente es capaz de crear a otros seres vivientes. Pero la producción de granos, pasto, etc., la hace posible la lluvia, y la ejecución de los sacrificios recomendados hace que esa lluvia caiga adecuadamente. Esos sacrificios los dirigen los ritos de los Vedas, es decir, El Sāma, El Yajur, El Ṛg y El Atharva Veda. En El Manu-smṛti se indica que al dios del Sol se lo complace mediante los sacrificios que se ofrecen en el altar del fuego. Cuando el dios del Sol está complacido, él recoge el agua del mar debidamente, y de ese modo se forman suficientes nubes en el cielo y cae la lluvia. Después de que caen suficientes lluvias, hay suficiente producción de granos para los hombres y para todos los animales, y eso hace que haya energía en el ser viviente para la actividad progresiva. Los mlecchas, sin embargo, hacen planes para instalar mataderos en los que se maten a los toros y las vacas junto con otros animales, creyendo que van a prosperar por el hecho de aumentar el número de fábricas, y que vivirán a base de comida de origen animal, sin preocuparse por la ejecución de sacrificios y la producción de granos. Pero ellos han de saber que incluso para los animales deben producir pastos y vegetales, pues de lo contrario los animales no pueden vivir. Y para producir pasto para los animales, requieren de suficiente lluvias. Por lo tanto, en fin de cuentas tienen que depender de la misericordia de semidioses tales como el dios del Sol, Indra y Candra, y a esos semidioses se les debe satisfacer mediante las ejecucciones de sacrificios.

Este mundo material es una clase de prisión, tal como lo hemos mencionado varias veces. Los semidioses son los sirvientes del Señor que velan por el buen mantenimiento de la prisión. Estos semidioses quieren ver  que los seres vivientes rebeldes, que desean sobrevivir sin fe, vuelvan la atención gradualmente hacia el poder supremo del Señor. Por eso en las Escrituras se recomienda el sistema de ofrecer sacrificios.

Los hombres materialistas quieren trabajar duro y disfrutar de resultados fruitivos en aras del disfrute de los sentidos. Debido a ello, cometen muchas clases de pecados a cada paso que dan en la vida. No obstante, aquellos que están dedicados conscientemente al servicio devocional del Señor, son trascendentales a todas las variedades de pecados y virtudes. Sus actividades están exentas de la contaminación de las tres modalidades de la naturaleza material. Los devotos no tienen ninguna necesidad de realizar los sacrificios prescritos, porque la vida misma del devoto es un símbolo de sacrificio. Pero las personas que están dedicadas a las actividades fruitivas en aras del disfrute de los sentidos, deben ejecutar los sacrificios prescritos, porque ése es el único medio de liberarse de la reacción de todos los pecados cometidos por los ejecutores fruitivos. Los semidioses se complacen cuando se celebran esos sacrificios, de la misma manera en que los funcionarios de una prisión se satisfacen cuando los prisioneros se vuelven súbditos obedientes. Sin embargo, el Señor Caitanya ha recomendado únicamente un yajña, o sacrificio, llamado el saṅkīrtana-yajña, el canto de Hare Kṛṣṇa, en el que todo el mundo puede participar. Así pues, tanto los devotos como los ejecutores fruitivos pueden obtener al mismo beneficio de las ejecuciones de saṅkīrtana-yajña. (S.B. 1º, Cap. 16, V. 20, págs. 806-808).

Los Animales luchan por su subsistencia:  

TEXTO 47

AhSTaaiNa SahSTaaNaaMaPadaiNa cTauZPadaMa( )
f-LGaUiNa Ta}a MahTaa& Jaqvae JaqvSYa JaqvNaMa( )) 47 ))

ahastāni sahastānām
apadāni catuṣ-padām
phalgūni tatra mahatāṁ
jīvo jīvasya jīvanam

ahastāni—aquellos que están desprovisto de manos; sa-hastānām—de aquellos que están dotados de manos; apadāni—aquellos que están desprovistos de piernas; catuḥ-padām—de aquellos que tienen cuatro piernas; phalgūni—aquellos que son débiles; tatra—ahí; mahatām—del poderoso; jīvaḥ—el ser viviente; jīvasya—del ser viviente; jīvanam—subsistencia.

TRADUCCIÓN

Aquellos que están desprovistos de manos, son presa de los que tienen manos; aquellos desprovistos de patas, son presa de los que tienen cuatro patas. Los débiles son la subsistencia de los fuertes, y se cumple la regla general de que un ser viviente es la comida de otro.

SIGNIFICADO

Por la voluntad suprema existe una ley sistemática de subsistencia en la lucha por la existencia, y nadie puede escaparse de ella con ninguna cantidad de planes. Los seres vivientes que han venido al mundo material en contra de la voluntad del Ser Supremo, se hallan bajo el control de un poder supremo denominado māyā-śakti, el agente comisionado del Señor, y esta daivī māyā tiene la función de pinchar con las tres clases de sufrimientos a las almas condicionadas. Uno de esos sufrimientos se explica en este verso: el débil constituye la subsistencia del fuerte. Nadie puede ser lo suficientemente fuerte como para protegerse del ataque de alguien más fuerte, y por la voluntad del Señor hay categorías sistemáticas de los débiles, los fuertes y los más fuertes. No hay nada de qué lamentarse si un tigre se come a un animal débil, incluso a un hombre, porque ésa es la ley del Señor Supremo. Pero aunque la ley estipula que el ser humano debe subsistir  a costa de otro ser vivo, también existe la ley del buen juicio, pues el ser humano tiene que obedecer las leyes de las Escrituras. Esto les resulta imposible a los demás animales. El ser humano tiene por función lograr la autorrealización, y para ello no debe comer nada que no se le haya ofrecido primero al Señor. El Señor le acepta a Su devoto toda clase de comidas hechas de vegetales, frutas, hojas y granos. Las frutas, las hojas y la leche se le pueden ofrecer al Señor de diversas maneras, y después de que el Señor acepta la comida el devoto puede comer prasāda, mediante el cual irá mitigando gradualmente todo el sufrimiento que haya en la lucha por la existencia. Esto se confirma en El Bhagavad-gītā (9.26). Incluso aquellos que están acostumbrados a comer animales pueden ofrecer la comida, más no al Señor directamente, sino a un agente del Señor, bajo las condiciones de ciertos ritos religiosos. Los mandamientos de las Escrituras no son para alentar a los que comen animales, sino para restringirlos mediante principios regulados.

Un ser vivo es la fuente de subsistencia de otros seres vivos más fuertes. Nadie debe preocuparse mucho por su subsistencia en ninguna circunstancia, porque en todas partes hay seres vivientes, y ninguno se muere de hambre por la falta de comida. Nārada le aconseja a Mahārāja Yuthiṣṭhira que no se preocupe por sus tíos, creyendo que van a sufrir por la falta de comida, pues ellos podían vivir de los vegetales que, como prasāda del Señor Supremo, se encuentran en las selvas, y de ese modo completar la senda de la salvación.

Que el ser viviente débil sea explotado por el fuerte es la ley natural de la existencia; en los diferentes reinos de los seres vivientes siempre se hace el intento de devorar al débil. No hay ninguna posibilidad de contener esa tendencia por ningún medio artificial bajo las condiciones materiales; ello únicamente puede lograrse si se despierta el sentido espiritual del ser humano mediante la práctica de las regulaciones espirituales. Los principios regulativos espirituales, sin embargo, no le permiten al hombre que, por una parte, mate a los animales débiles, y por otra, les enseñe a los demás coexistencia pacífica. Si el hombre no permite la coexistencia pacífica de los animales, ¿cómo puede esperar que haya coexistencia pacífica en la sociedad humana? Los ciegos líderes deben por ello llegar a entender al Ser Supremo, y luego tratar de llevar a la realidad el Reino de Dios. El Reino de Dios, o Rāma-rājya, es algo imposible si no se despierta el sentido de conciencia de Dios en la mente conjunta de la gente del mundo. (S.B. 1º, Cap. 13, V. 47, págs. 673-674).

Los Animales manifiestan signos ominosos: 

TEXTO 12

iXavEzaeÛNTaMaaidTYaMai>araETYaNal/aNaNaa )
MaaMa® SaarMaeYaae_YaMai>are>aTYa>aqåvTa( )) 12 ))

śivaiṣodyantam ādityam
abhirauty analānanā
mām aṅga sārameyo ’yam
abhirebhaty abhīruvat

śivā—chacal; eṣā—esa; udyantam—elevando; ādityam—al Sol; abhi—hacia; rauti—lamento; anala—fuego; ānanā—cara; mām—a mí; aṅga—¡oh, Bhīma!; sārameyaḥ—perro; ayam—este; abhirebhati—ladra hacia; abhīru-vat—sin temor.

TRADUCCIÓN

Tan sólo mira, ¡oh, Bhīma!, cómo el chacal hembra le llora al Sol naciente y vomita fuego, y cómo el perro me ladra sin ningún temor.

SIGNIFICADO

Éstos son algunos de los malos augurios que indican que algo indeseable va a ocurrir en el futuro cercano. (S.B. 1º, Cap. 14, V. 12, pág. 700).

TEXTO 13

XaSTaa" ku-vRiNTa Maa& SaVYa& di+a<a& PaXavae_Pare )
vaha&ê PauåzVYaaga] l/+aYae ådTaae MaMa )) 13 ))

śastāḥ kurvanti māṁ savyaṁ
dakṣiṇaṁ paśavo ’pare
vāhāṁś ca puruṣa-vyāghra
lakṣaye rudato mama

śastāḥ—animales útiles tales como la vaca; kurvanti—se mantienen; mām—a mí; savyam—por la izquierda; dakṣiṇam—dando vueltas alrededor; paśavaḥ apare—otros animales inferiores, tales como los asnos; vāhān—los caballos (transportadores); ca—también; puruṣa-vyāghra—¡oh, tigre entre los hombres!; lakṣaye—veo; rudataḥ—sollozando; mama—mío.

TRADUCCIÓN

¡Oh, Bhīmasena, tigre entre los hombres!,  ahora animales útiles, tales como las vacas, me están pasando por el lado izquierdo, y animales inferiores, tales como los asnos, dan vueltas a mi alrededor. Mis caballos parecen llorar al verme. (S.B. 1º, Cap. 14, V. 13).

TEXTO 14

Ma*TYaudUTa" k-PaaeTaae_YaMaulU/k-" k-MPaYaNa( MaNa" )
Pa[TYaulU/k-ê ku-ûaNaEivRì& vEéUNYaiMaC^Ta" )) 14 ))

mṛtyu-dūtaḥ kapoto ’yam
ulūkaḥ kampayan manaḥ
pratyulūkaś ca kuhvānair
viśvaṁ vai śūnyam icchataḥ

mṛtyu—muerte; dūtaḥ—mensajero de; kapotaḥ—paloma; ayam—esta; ulūkaḥ—búho; kampayan—temblor; manaḥ—mente; pratyulūkaḥ—los rivles de los búhos (los cuervos); ca—y; kuhvānaiḥ—alarido estridente; viśvam—el cosmos; vai—o; śūnyam—vacío; icchataḥ—deseando.

TRADUCCIÓN

¡Mira! Esta paloma es como un mensajero de la muerte. Los chillidos de los búhos y de sus rivales, los cuervos, hacen que el corazón me tiemble. Parece que quisieran convertir en un vacío todo el universo. (S.B. 1º, Cap. 14, V. 14, pág. 701).

TEXTO 19

Na iPabiNTa STaNa& vTSaa Na duùiNTa c MaaTar" )
ådNTYaé[uMau%a Gaavae Na ôZYaNTYa*z>aa v]Jae )) 19 ))

na pibanti stanaṁ vatsā
na duhyanti ca mātaraḥ
rudanty aśru-mukhā gāvo
na hṛṣyanty ṛṣabhā vraje

na—no; pibanti—maman; stanam—ubre; vatsāḥ—los terneros; na—no; duhyanti—permiten ordeñar; ca—también; mātaraḥ—las vacas; rudanti—llorando; aśru-mukhāḥ—con cara de llanto; gāvaḥ—las vacas; na—no; hṛṣyanti—sienten placer; ṛṣabhāḥ—los toros; vraje—en el pastizal.

TRADUCCIÓN

Los terneros no maman de las ubres de las vacas, ni éstas dan leche. Ellas están paradas, gimiendo, con lágrimas en los ojos, y los toros no encuentran ningún placer en los pastizales. (S.B. 1º, Cap. 14, V. 19).

La protección de los Animales:

TEXTO 26

PauåzSv>aavivihTaaNa( YaQaav<a| YaQaaé[MaMa( )
vEraGYaraGaaePaaiDa>YaaMaaManaTaae>aYal/+a<aaNa( )) 26 ))

puruṣa-sva-bhāva-vihitān
yathā-varṇaṁ yathāśramam
vairāgya-rāgopādhibhyām
āmnātobhaya-lakṣaṇān

puruṣa—el ser humano; sva-bhāva—por sus propias cualidades adquiridas; vihitān—prescritas; yathā—de acuerdo con; varṇam—clasificación de las castas; yathā—de acuerdo con; āśramam—órdenes de vida; vairāgya—desapego; rāga—apego; upādhibhyām---por dichas designaciones; āmnāta—sistemáticamente; ubhaya—ambos; lakṣaṇān—signos.

TRADUCCIÓN

Ante la pregunta de Mahārāja Yudhiṣṭhira, Bhīṣmadeva definió primero todas las clasificaciones de castas y órdenes de vida en función de las cualidades del individuo. Luego, de un modo sistemático y con dos divisiones, describió la neutralización mediante el desapego y la interacción mediante el apego.

SIGNIFICADO

El concepto de las cuatro castas y cuatro órdenes de vida, tal como las planeó el propio Señor (Bg. 4.13), tiene por objeto acelerar las cualidades trascendentales del individuo, de manera que éste pueda comprender gradualmente su identidad espiritual, y así actuar conforme a ello para liberarse del cautiverio material, o la vida condicionada. En casi todos los Purāṇas, el asunto en cuestión se describe con el mismo espíritu, y, de igual modo, también en El Mahābhārata Bhīṣmadeva lo describe más detalladamente en el Śānti-parva, comenzando desde el capítulo sesenta.

El varṇāśrama-dharma se prescribe para el ser humano civilizado, tan sólo para enseñarle a culminar con éxito la vida humana. La autorrealización se distingue de la vida de los animales inferiores, dedicados a comer, dormir, temer y aparearse. Bhīṣmadeva recomendó nueve cualidades que deben reunir todos los seres humanos: 1) no enfurecerse, 2) no mentir, 3) distribuir riquezas equitativamente, 4) perdonar, 5) engendrar hijos únicamente con la esposa legítima de uno, 6) ser de mente pura y de cuerpo sano,  7)no ser hostil con nadie, 8) ser sencillo, 9) mantener a sirvientes y subordinados. A uno no puede llamársele una persona civilizada, si no adquiere las antedichas cualidades preliminares. Además de éstas, los brāhmaṇas (los hombres inteligentes), los administradores, la comunidad mercantil y la clase laboral deben adquirir cualidades especiales, en función de los deberes de las ocupaciones que se mencionan en todas las Escrituras védicas. Para los hombres inteligentes, controlar los sentidos es la cualidad más esencial. Ella es la base de la moralidad. La satisfacción sexual, incluso con la esposa legítima, también debe ser controlada, y con ello el control familiar seguirá automáticamente. Un hombre inteligente abusa de sus grandes capacidades, si no sigue el modo de vida védico. Esto significa que debe estudiar con toda seriedad las Escrituras védicas, especialmente El Śrīmad-Bhāgavatam y El Bhagavad-gītā. Para aprender el conocimiento védico, hay que acudir a una persona que esté dedicada en un ciento por ciento al servicio devocional. Dicha persona no debe hacer cosas que estén prohibidas en los śāstras. El hombre que bebe o fuma no puede ser maestro. En el sistema moderno de educación, sólo se toma en cuenta la capacitación académica del profesor, sin evaluar su nivel moral. Por lo tanto, el resultado de la educación es que de muchísimas maneras se hace un mal uso de la elevada inteligencia.

Al kṣatriya, el miembro de la clase administrativa, se le aconseja especialmente dar caridad y no aceptar caridad bajo ninguna circunstancia. Los administradores modernos reúnen contribuciones para algunas funciones políticas,  pero nunca les dan caridad a los ciudadanos en ninguna función estatal. Los mandamientos de los śāstras indican justamente lo opuesto. Los miembros de la clase administrativa deben estar bien versados en los śāstras, pero no deben adoptar la profesión de maestros. Los administradores nunca deben tratar de volverse no violentos y de ese modo ir al infierno. Cuando en el campo de batalla de Kurukṣetra Arjuna quiso volverse un cobarde no violento, fue severamente regañado por el Señor Kṛṣṇa. En esa ocasión, el Señor puso a Arjuna en el nivel de un hombre incivilizado, por su declarada aceptación del culto de la no violencia. La clase administrativa debe ser adiestrada personalmente en lo referente a la educación militar. Los cobardes no deben ser elevados al trono presidencial únicamente a fuerza de votos numéricos. Los monarcas eran todos personalidades heroicas, y, por consiguiente, la monarquía debe mantenerse, siempre y cuando al monarca se le adiestre regularmente en lo que respecta a los deberes propios de la posición de rey. En tiempos de guerra, el rey o el presidente nunca debe regresar a casa sin ser herido por el enemigo. El mal llamado rey de hoy en día nunca visita el campo de guerra. Él es sumamente experto en animar de un modo artificial a las fuerzas combatientes, con la esperanza de obtener un falso prestigio nacional. Tan pronto como la clase administrativa se convierte en una camarilla de comerciantes y obreros, toda la maquinaria gubernamental se contamina.

A los vaiśyas, los miembros de las comunidades mercantiles, se les recomienda especialmente proteger a las vacas. La protección de las vacas da como resultado el aumento de los productos lácteos, es decir, la cuajada y la mantequilla. La agricultura y la distribución de los comestibles constituyen los deberes principales de la comunidad mercantil, respaldada por la educación en el conocimiento védico, y adiestrada para dar caridad. Así como a los kṣatriyas se les ponía a cargo de la protección de los ciudadanos, a los vaiśyas se les ponía a cargo de la protección de los animales. A los animales nunca se les debe matar. La matanza de animales es símbolo de una sociedad bárbara. Los productos agrícolas, las frutas y la leche le proporcionan al ser humano comestibles suficientes y compatibles. La sociedad humana debe darle más atención a la protección de los animales. La energía productiva del obrero se desperdicia cuando la emplean las empresas industriales. Los diversos tipos de industrias que existen no pueden producir las cosas esenciales para el hombre, es decir, el arroz, el trigo, los granos, la leche, las frutas y las verduras. La producción de máquinas y máquinas herramientas aumenta el modo de vida artificial de una clase de intereses creados, y mantiene a miles de hombres en medio del hambre y la inquietud. Ésa no debe ser la pauta de la civilización.

La clase śūdra es poco inteligente y no debe dársele independencia. Su función es la de prestarles un servicio sincero a los tres sectores superiores de la sociedad. La clase śūdra puede obtener todas las comodidades de la vida con simplemente prestarles servicio a las clases superiores. Se estipula especialmente que un śūdra nunca debe acumular dinero. Tan pronto como los śūdras acumulan riquezas, las malgastan en actividades pecaminosas relacionadas con el vino, las mujeres y el juego. El vino, las mujeres y el juego indican que la población se ha degradado hasta una categoría más baja que śūdra. Las castas superiores siempre deben ocuparse de la manutención de los śūdras, y deben proveerles de ropa vieja y usada. Un śūdra no debe abandonar a su amo cuando éste sea viejo e inválido, y el amo debe mantener satisfechos a los sirvientes con ropa y comida suntuosa, antes de la ejecución de cualquier sacrificio. En esta era se realizan muchísimas funciones en las que se gastan millones, pero al pobre trabajador no se le alimenta suntuosamente, ni se le da caridad, ropa, etc. Los trabajadores se hallan, pues, insatisfechos, y, en consecuencia, causan agitación.

Los varṇas son, por así decirlo, clasificaciones de las diferentes ocupaciones, y el āśrama-dharma denota el progreso gradual en el sendero de la autorrealización. Ambos están interrelacionados, y el uno depende del otro. El propósito principal del āśrama-dharma es el de inculcar conocimiento y desapego. El brahmacarya-āśrama  es el campo de entrenamiento de los candidatos aspirantes. En ese āśrama se enseña que este mundo material no es en realidad el hogar del ser viviente. Las almas condicionadas que se hallan bajo el cautiverio material son prisioneras de la materia, y, por consiguiente, la autorrealización constituye el fin último de la vida. Todo el sistema de āśrama-dharma es un medio para lograr el desapego. A aquel que no asimila este espíritu de desapego, se le permite entrar en la vida familiar con el mismo espíritu de desapego. Por lo tanto, aquel que alcanza el estado de desapego puede adoptar de inmediato la cuarta orden, es decir, la orden de renuncia, y así vivir únicamente de caridad, no para acumular riquezas, sino sólo para mantener el cuerpo y el alma juntos a fin de llegar a la comprensión máxima. La vida de casado  es para aquel que está apegado, y las órdenes de vida de vānaprastha y sannyāsa son para aquellos que están desapegados de la vida material. El brahmacarya-āśrama tiene especialmente por objeto formar tanto al apegado como al desapegado. (S.B. 1º, Cap. 9, V. 26, págs. 439–442).

TEXT 4

k-aMa& vvzR PaJaRNYa" SavRk-aMadugaa Mahq )
iSaizcu" SMa v]JaaNa( Gaav" PaYaSaaeDaSvTaqMauRda )) 4 ))

kāmaṁ vavarṣa parjanyaḥ
sarva-kāma-dughā mahī
siṣicuḥ sma vrajān gāvaḥ
payasodhasvatīr mudā

kāmam—todo lo necesario; vavarṣa—era vertido; parjanyaḥ—lluvias; sarva—todo; kāma
—cosas necesarias; dughā—productor; mahī—la tierra; siṣicuḥ sma—humedecer; vrajān—pastizales; gāvaḥ—la vaca; payasā udhasvatīḥ—debido a las cargadas ubres; mudā—debido a una condición jubilosa;.

TRADUCCIÓN

Durante el reinado de Mahārāja Yudhiṣṭhira, las nubes vertían toda el agua que la gente necesitaba, y la tierra producía en abundancia todo lo que el hombre requería. En virtud de su voluminosa ubre y de su condición jubilosa, la vaca solía humedecer con leche los pastizales.

SIGNIFICADO

El principio básico del desarrollo económico se centra en la tierra y las vacas. Los artículos de primera necesidad de la sociedad humana son los granos alimenticios, las frutas, la leche, los minerales, la ropa, la madera, etc. Uno requiere de todas esas cosas para satisfacer las necesidades materiales del cuerpo. Es indudable que no se requiere de carne ni pescado, ni de herramientas y maquinaria de hierro. Durante el régimen de Mahārāja Yudhiṣṭhira, en todas partes del mundo llovía de una manera regulada. Las lluvias no están bajo el control del ser humano. Indradeva, el rey celestial, es el controlador de las lluvias, y él es el sirviente del Señor. Cuando el rey y la gente que se encuentra bajo su administración obedecen al Señor, del cielo caen lluvias reguladas, que son la causa de todas las variedades de productos de la tierra. Las lluvias reguladas no sólo contribuyen con la producción en sí de granos y frutas, sino que, además, cuando se combinan con las influencias astronómicas, producen piedras preciosas y perlas en abundancia. Los granos y los vegetales pueden alimentar suntuosamente al hombre y a los animales, y una vaca robusta da suficiente leche para proveerle al hombre de un caudal de vigor y vitalidad. Si hay leche, granos, frutas, algodón, seda y joyas en cantidades suficientes, entonces, ¿qué necesidad tiene la gente de que haya cines, casas de prostitución, mataderos, etc.? ¿Qué necesidad hay de una lujosa y artificial vida de cine, automóviles, radio, carne y hoteles? ¿Ha producido esta civilización algo más que riñas individuales y nacionales? ¿Ha contribuido esta civilización con la causa de la igualdad y la fraternidad, al enviar a miles de hombres a una fábrica infernal y a los campos de guerra por los caprichos de un hombre en particular?

Aquí se dice que las vacas solían humedecer con leche los pastizales, porque sus ubres estaban cargadas y los animales eran felices. De modo que, ¿no requieren ellas de una protección adecuada para una vida dichosa, en virtud de lo cual han de ser alimentadas en el campo con una suficiente cantidad de pasto? ¿Por qué habrían los hombres de matar a las vacas para sus propósitos egoístas? ¿Por qué no habría de estar satisfecho el hombre con granos, frutas y leche, que, combinados, pueden producir cientos de miles de sabrosos platos? ¿Por qué hay mataderos en todas partes del mundo para matar inocentes animales? Mahārāja Parīkṣit, nieto de Mahārāja Yudhiṣṭhira, mientras viajaba por su vasto reino, vio a un hombre de color tratando de matar a una vaca. El rey arrestó de inmediato al carnicero y lo castigó suficientemente. ¿No debería un rey o gobernante proteger las vidas de los pobres animales que son incapaces de defenderse por sí sólos? ¿Es eso humanidad? ¿Acaso los animales de un país no son también ciudadanos del mismo? Entonces, ¿por qué se permite la matanza de ellos en mataderos organizados? ¿Son ésos los signos de la igualdad, la fraternidad y la no violencia?

Por consiguiente, en contraste con la avanzada y civilizada forma moderna de gobierno, una autocracia como la de Mahārāja Yudhiṣṭhira es muy superior a una mal llamada democracia, en la que se mata a los animales y se permite que un hombre que es menos que un animal, le dé un voto a otro hombre igual a él.

Todos somos criaturas de la naturaleza material. En El Bhagavad-gītā se dice que el propio Señor es el padre que aporta la simiente, y que la naturaleza material es la madre de todos los seres vivientes de todas las formas. Así pues, la Madre Naturaleza Material tiene suficiente alimento tanto para los animales como para los hombres, por la gracia del Padre Todopoderoso, Śrī Kṛṣṇa. El ser humano es el hermano mayor de todos los demás seres vivientes. Él está dotado de una inteligencia más poderosa que la de los animales, para poder comprender a plenitud el curso de la naturaleza y las indicaciones del Padre Todopoderoso. Las civilizaciones humanas deben depender de la producción de la naturaleza material, sin intentar artificialmente el desarrollo económico, para convertir el mundo en un caos de codicia y poder artificiales, sólo con el fin de obtener lujos artificiales y placer de los sentidos. Ello no es más que la vida de perros y cerdos. (S.B. 1º, Cap. 10, V. 4, págs. 483-484).

TEXTO 17

SaaETYae v*Ta" ku-MaiTaNaaTMad wRìrae Mae
YaTPaadPaÚMa>avaYa >aJaiNTa >aVYaa" )
Maa& é[aNTavahMarYaae riQaNaae >auivï&
Na Pa[ahrNa( YadNau>aaviNarSTaictaa" )) 17 ))

sautye vṛtaḥ kumatinātmada īśvaro me
yat-pāda-padmam abhavāya bhajanti bhavyāḥ
māṁ śrānta-vāham arayo rathino bhuvi-ṣṭhaṁ
na prāharan yad-anubhāva-nirasta-cittāḥ

sautye—respecto a un auriga; vṛtaḥ—dedicado; kumatinā—por un mal estado de conciencia; ātma-daḥ—aquel que redime; īśvaraḥ—el Señor Supremo; me—mi; yat—cuyos; pāda-padmam—pies de loto; abhavāya—en lo referente a la salvación; bhajanti—prestan servicio; bhavyāḥ—la clase de los hombres inteligentes; mām—a mí; śrānta—sediento; vāham—mis caballos; arayaḥ—los enemigos; rathinaḥ—un gran general; bhuviṣṭham—mientras estaba parado en el suelo; na—no; prāharan—atacaron; yat—cuya; anubhāva—misericordia; nirasta—estando ausente; cittāḥ—la mente.

TRADUCCIÓN

Fue únicamente por Su misericordia que mis enemigos no se preocuparon de matarme, cuando descendí de mi cuadriga para conseguirles agua a mis sedientos caballos. Se debió a mi falta de estima por mi Señor que me atreví a ocuparlo como mi auriga, pues a Él lo adoran y le ofrecen servicios los mejores hombres, en busca de la salvación.

SIGNIFICADO

El Señor Supremo, la Personalidad de Dios Śrī Kṛṣṇa, es el objeto de la adoración tanto de los impersonalistas como de los devotos del Señor. Los impersonalistas adoran Su refulgencia radiante, que emana de Su trascendental cuerpo de eterna forma, bienaventuranza y conocimiento, y los devotos lo adoran como la Suprema Personalidad de Dios. Aquellos que incluso se encuentran por debajo de los impersonalistas, consideran que Él es uno de los grandes personajes de la historia. Sin embargo, el Señor desciende para atraer a todos mediante Sus pasatiempos trascendentales específicos, y para ello hace el papel del más perfecto amo, amigo, hijo y amante. Él tenía con Arjuna una relación de amigo, y desempeñó el papel perfectamente, tal como lo hizo con Sus parientes, amantes y esposas. Mientras el devoto actúa en esa relación tan perfecta y trascendental, por efecto de la potencia interna del Señor olvida que su amigo o hijo es la Suprema Personalidad de Dios, aunque a veces lo confunden los actos del Señor. Después de la partida del Señor, Arjuna estaba consciente de su gran amigo, pero no había ningún error por parte de Arjuna, ni ninguna estimación errada acerca del Señor. A los hombres inteligentes los atrae la trascendental actuación que el Señor tiene con un devoto puro e inmaculado como Arjuna.

En el campo de guerra, la escasez de agua es un hecho bien conocido. Ahí el agua es muy difícil de conseguir, y tanto los animales como los hombres, debido a su arduo trabajo en dicho campo, requieren constantemente de ella para calmar la sed. En especial los soldados y generales heridos se sienten muy sedientos en el momento de morir, y ocurre que, a veces, sólo por la falta de agua, uno tiene que morir inevitablemente. Pero en la batalla de Kurukṣetra esa escasez de agua se resolvía con perforar la tierra. Por la gracia de Dios, en cualquier parte puede conseguirse agua fácilmente, si hay manera de taladrar el suelo. El sistema moderno funciona bajo el mismo principio de perforar el suelo, pero los ingenieros modernos, aún son incapaces de excavar rápidamente donde sea necesario. Sin embargo, según la historia que se remonta hasta los días de los Pāṇḍavas, parece ser que grandes generales tales como Arjuna podían de inmediato suministrarles agua incluso a los caballos – huelga decir que a los hombres -, extrayéndola del duro suelo con sólo clavar una afilada flecha en el estrato, un método que aún desconocen los científicos modernos. (S.B. 1º, Cap. 15, V. 17, págs. 746-748).

TEXT 8

Na JaaTau k-aErveNd]a<aa& daedR<@PairriM>aTae )
>aUTale/_NauPaTaNTYaiSMaNa( ivNaa Tae Pa[ai<aNaa& éuc" )) 8 ))

na jātu kauravendrāṇāṁ
dordaṇḍa-parirambhite
bhū-tale ’nupatanty asmin
vinā te prāṇināṁ śucaḥ

na—no; jātu—en ningún momento; kaurava-indrāṇām—de los reyes de la dinastía Kuru; dordaṇḍa—la fuerza de los brazos; parirambhite—protegido; bhūtale—en la superficie de la Tierra; anupatanti—sufriendo; asmin—hasta ahora; vinā—con excepción de; te—ti; prāṇinām—del ser viviente; śucaḥ—lágrimas en los ojos;.

TRADUCCIÓN

Ahora, por primera vez en un reino bien protegido por los brazos de los reyes de la dinastía Kuru, te veo sufriendo y con lágrimas en los ojos. Hasta ahora, en la Tierra jamás alguien había derramado lágrimas por negligencia del rey.

SIGNIFICADO

Proteger las vidas tanto de los seres humanos como de los animales constituye el primer y principal deber de un gobierno. El gobierno no debe discriminar al aplicar esos principios. Para un alma de corazón puro es simplemente horrible ver la organizada matanza de animales que el Estado realiza en esta era de Kali. Mahārāja Parīkṣit estaba lamentando las lágrimas que había en los ojos del toro, y estaba asombrado de ver en su buen reino semejante cosa sin precedentes. En lo que se refería a la vida, los hombres y los animales recibían la misma protección. Así son las cosas en el reino de Dios. (S.B. 1º, Cap. 17, V. 8, págs. 833-834).

TEXTS 10–11

YaSYa raí\e Pa[Jaa" SavaRñSYaNTae SaaDVYaSaaDaui>a" )
TaSYa MataSYa NaXYaiNTa k-IiTaRraYau>aRGaae GaiTa" )) 10 ))

Wz raja& Parae DaMaaeR ùaTaaRNaaMaaiTaRiNaGa]h" )
ATa WNa& viDaZYaaiMa >aUTad]uhMaSataMaMa( )) 11 ))

yasya rāṣṭre prajāḥ sarvās
trasyante sādhvy asādhubhiḥ
tasya mattasya naśyanti
kīrtir āyur bhago gatiḥ

eṣa rājñāṁ paro dharmo
hy ārtānām ārti-nigrahaḥ
ata enaṁ vadhiṣyāmi
bhūta-druham asattamam

yasya—aquel que; rāṣṭre—en el Estado; prajāḥ—seres vivientes; sarvāḥ—absolutamente todos; trasyante—están aterrados; sādhvi—¡oh, tú, que eres casta!; asādhubhiḥ—por los herejes; tasya—su; mattasya—de los engañados; naśyanti—desaparece; kīrtiḥ—fama; āyuḥ—la duración de la vida; bhagaḥ—fortuna; gatiḥ—buen nacimiento; eṣaḥ—éstos son; rājñām—de los reyes; paraḥ—superior; dharmaḥ—ocupación; hi—ciertamente; ārtām—de los que sufren; ārti—sufrimientos; nigrahaḥ—subyugando; ataḥ—por lo tanto; enam—este hombre; vadhiṣyāmi—he de matar; bhūta-druham—insurrecto que se opone a otros seres vivos; asat-tamam—el muy despreciable.

TRADUCCIÓN

¡Oh, tú, que eres casta!, el buen nombre del rey, la duración de su vida y su buen nacimiento futuro desaparecen, cuando en su reino los malvados aterrorizan a toda clase de seres vivientes. El rey tiene sin duda el deber fundamental de mitigar  primero los sufrimientos de aquellos que sufren. Por lo tanto, debo matar a este hombre tan despreciable, ya que es violento con otros seres vivientes.

SIGNIFICADO

Cuando en una aldea o en un pueblo hay alguna perturbación causada por animales salvajes, la policía u otras personas toman medidas para matarlos. De modo similar, el gobierno tiene el deber de matar cuanto antes a todos los elementos sociales malos, tales como los ladrones, los dacoits (en la India, miembro de una banda de asaltantes), y los asesinos. El mismo castigo se les debe  imponer también a los que matan animales, porque los animales del Estado también son el prajā. Prajā significa “aquel que ha nacido en el Estado”, y esto incluye tanto a los hombres como a los animales. Cualquier ser viviente que nace en el Estado tiene el derecho primordial de vivir bajo la protección del rey. Los animales de la selva también dependen del rey, y también tienen el derecho de vivir. Así que, con mayor razón, animales domésticos tales como las vacas y los toros.

Cualquier ser viviente que aterrorice a otros es un sujeto de lo más despreciable, y el rey debe matar de inmediato a semejante elemento perturbador. Así como se mata al animal salvaje cuando ocasiona disturbios, de igual forma cualquier hombre que sin razón mata o aterroriza a los animales de la selva o a otros animales, debe ser castigado de inmediato. Por ley del señor Supremo, todos los seres vivos, sea cual fuere la forma que tengan, son los hijos del Señor, y nadie tiene ningún derecho de matar a un animal, a menos que lo ordenen así los códigos de la ley natural. El tigre puede matar a un animal inferior para su subsistencia, pero el hombre no puede matar a un animal para la suya. Ésa es la ley de Dios, quien ha creado la ley de que un ser viviente subsista de comerse a otro. Así pues, los vegetarianos también viven de comerse a otros seres vivientes. Por lo tanto, la ley dice que uno debe vivir únicamente de comer a ciertos seres vivientes específicos, como lo ordena la ley de Dios. El Īśopaniṣad indica que uno debe vivir de acuerdo con las instrucciones del Señor, y no como se le antoje. El hombre puede subsistir a base de las diferentes variedades de granos, frutas y leche que ordena Dios, y no hay necesidad de carne animal, más que en ciertos casos particulares.

El rey o mandatario engañado, aunque a veces se lo anuncie como un gran filósofo y erudito, permitirá en el Estado la existencia de mataderos, sin saber que la tortura de los pobres animales les despeja el camino al infierno a esos necios reyes y gobernantes. El gobernante siempre debe estar pendiente de la seguridad de los prajās, tanto hombres como animales, e investigar si algún ser viviente está siendo atormentado por otro en algún lugar. El ser viviente agresor debe ser atrapado de inmediato y ejecutado, tal como lo enseñó Mahārāja Parīkṣit.

El gobierno del pueblo por el pueblo no debe permitir la matanza de animales inocentes, por el capricho de necios funcionarios gubernamentales. La gente debe conocer los códigos de Dios, tal como se mencionan en las Escrituras reveladas. Mahārāja Parīkṣit señala aquí que, según los códigos de Dios, el rey o gobernante irresponsable pone en peligro su buen nombre, la duración de su vida, su poder y su fuerza, y, en fin de cuentas, su marcha progresiva hacia una vida mejor y la salvación después de la muerte. Esos hombres necios ni siquiera creen en la existencia de una siguiente vida.

Mientras escribimos el comentario acerca de este verso en particular, tenemos ante nosotros la declaración de un gran político moderno que murió recientemente y dejó su testamento, el cual revela su escaso acopio de conocimiento en relación con los códigos de Dios que mencionó Mahārāja Parīkṣit. El político era tan importante en materia de los códigos de Dios, que escribe: “No creo en ninguna de esas ceremonias, y someterse a ellas, incluso como una cuestión de formalidad, sería hipocresía y un intento de engañarnos nosotros mismos y engañar a los demás... no tengo ningún sentimiento religioso al respecto.”

Al comparar estas declaraciones de un gran político de la época moderna con las de Mahārāja Parīkṣit, encontramos una enorme diferencia. Mahārāja Parīkṣit era piadoso de conformidad con los códigos de las Escrituras, mientras que el político moderno se rige por su creencia y sentimientos personales. Al fin y al cabo, cualquier gran hombre del mundo material es un alma condicionada. A él lo atan de pies y manos las sogas de la naturaleza material, y aun así la necia alma condicionada se cree en libertad de actuar según sus caprichosos sentimientos. Se concluye, entonces, que la gente de los tiempos de Mahārāja Parīkṣit era feliz y los animales recibían la debida protección, porque el gobernante no era caprichoso ni ignoraba la ley de Dios. Criaturas necias y carentes de fe tratan de hacer a un lado la existencia del Señor, y proclaman ser seglares al precio de la valiosa vida humana. La vida humana está especialmente hecha para conocer la ciencia de Dios, pero criaturas necias, especialmente en esta era de Kali, en vez de conocer a Dios de un modo ciéntifico, hacen propaganda en contra de la creencia religiosa, así como también en contra de la existencia de Dios, aún a pesar de que siempre están atadas por las leyes de Dios mediante las condiciones del nacimient, la muerte, la vejez y las enfermedades. (S.B. 1º, Cap. 17, V. 10-11, págs. 835-838).



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